En ocasión del Día Mundial de las Ciudades, 31 de octubre, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos llaman a las urbes de todo el planeta a comprometerse con políticas solidarias y acciones de paz, piedra angular para la sostenibilidad y la resiliencia internacional.
Por Emilia Saiz, Secretaria General de CLGU
Hay momentos en la historia en que se consiguen hitos a los que no se le da la importancia que merecen. En este sentido, quizás la celebración, por parte de la ONU, del Día Mundial de las Ciudades es uno de estos objetivos conseguidos, que tiende a pasar desapercibido salvo entre aquellos que forman parte de la familia urbana mundial, que están más cerca de la realidad de la ciudadanía y que ven la relevancia de tener en cuenta las necesidades básicas del día a día.
El Día International de las Ciudades es el resultado de una resolución de la Asamblea General, promovida por un aliado de excepción, el gobierno central chino, y que bajo el lema Mejores Ciudades, Mejor Vida describe acertadamente y en pocas palabras el impacto que las ciudades y la acción local tienen en nuestras sociedades a escala global.
Este año casualmente lo celebraremos al finalizar la primera Cumbre de Urban 20, la iniciativa de las ciudades para hacer oír su voz ante los gobiernos reunidos en el G20 en Buenos Aires, y en víspera de que de comienzo la semana que viene el Segundo Foro de Violencias Urbanas en Madrid, coincidiendo con el Consejo Mundial de la Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.
Cientos de representantes municipalistas de todo el planeta se reúnen del 5 al 8 de noviembre para conversar sobre las causas de los conflictos y la escala de la violencia ante la precariedad, la transformación de nuestros barrios, las tensiones políticas o incluso la rápida irrupción de la diversidad ante una urbanización en auge. De estos diálogos, los líderes de las ciudades y regiones de todos los continentes renovarán estrategias para impulsar una cultura de Paz a todos los niveles y con diferentes actores.
Todos estos encuentros que tienen lugar a ambos lados del océano, unen a las ciudades con mismas y diferentes aspiraciones lo que ayuda a tener mayor conciencia sobre los tipos de problemas que hay en cada territorio y así mantener un diálogo permanente entre todos los actores para promover ciudades de paz y ciudades en paz.
Gracias a la proximidad de los gobiernos locales con la realidad local, las ciudades saben que la paz no es la ausencia del conflicto, sino la capacidad para acercar posiciones y encontrar soluciones sin violencia. El conflicto es, al fin y al cabo, natural en nuestras sociedades, y puede ayudarnos a avanzar y transformar nuestros sistemas de convivencia, pero esto solo será posible a través del respeto, de la empatía y de la solidaridad. En esto los alcaldes y alcaldesas de todo el mundo tienen un un papel vital que jugar para promocionar una cultura de paz y poner los medios que tienen a su alcance para que la crispación, los discursos de odio y la violencia, que tiene su origen en la discriminación y las fobias, no encuentren lugar en nuestros barrios y calles.
Con nuestra provisión de servicios, la organización de nuestras administraciones, las acciones colectivas, la planificación del espacio púbico y las políticas de participación, entre otros instrumentos, los gobiernos locales tienen la capacidad de contribuir directamente a establecer sociedades en paz.
Sin embargo, somos conscientes, de que sin el desarrollo estructural de sistemas de paz será imposible asegurar la implicación ciudadana necesaria para construir ciudades resilientes y sostenibles, que es siempre la parte más importante en todo y para lo que trabajamos incansablemente: la ciudadanía. Pues la creciente polarización de nuestras ciudades y la sensación de falta de pertenencia o desamparo son grandes retos que el movimiento municipalista mundial está dispuesto a encarar, pero esto solo se podrá hacer dotando a las ciudades del planeta de los instrumentos y de la fuerza colectiva para hacer frente a estos desafíos.
Sin este trabajo diario de fomento del diálogo que propicie la convivencia no será posible desarrollar un tipo de gobernanza que sirva de base para alcanzar el desarrollo sostenible al que nos hemos comprometido, ni podremos renovar los valores democráticos como piedra angular para la defensa de los derechos humanos: la tolerancia, la diversidad y la creatividad que necesitamos.
Desde Ciudades y Gobiernos Locales Unidos no vemos mejor manera de celebrar nuestro día, el día de todos los municipalistas, que llamando a nuestras ciudades miembros de todo el planeta a comprometerse con políticas y acciones de paz dentro y fuera de sus territorios, promoviendo la acción solidaria.
Al mismo tiempo, hacemos un llamado a la comunidad internacional para que escuche la voz y considere la participación plena de las ciudades que urge tener claramente un papel más protagónico en la definición de políticas y estrategias globales. Pues solo pensando y actuando en el nivel más cercano de los ciudadanos se podrá actuar para cambiar lo global.
¡Feliz Día Mundial de las Ciudades!
Artículo publicado en El País