Desarrollando Ciudades Resilientes 2030 (Making Cities Resilient 2030 – MCR2030 en su nombre en inglés) es una iniciativa de partes interesadas provenientes de diversos sectores y facilitada por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). La iniciativa MCR2030 busca mejorar la resiliencia local a través del intercambio de conocimientos y experiencias, la creación de partenariados para reforzar el aprendizaje entre ciudades, el fortalecimiento de conocimientos técnicos, la conexión de las múltiples esferas de gobierno y demás actores.
CGLU es uno de los socios principales de la MCR 2030 y actualmente copreside el Comité de Coordinación Global de la iniciativa. A la luz de esta colaboración, CGLU entrevistó a Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General para la Reducción del Riesgo de Desastres y Directora del UNDRR. El resultado es un conjunto de mensajes compartidas que se puede leer íntegramente a continuación.
La iniciativa continúa el legado de la anterior campaña con el mismo nombre y establece una nueva plataforma para la comunidad de expertos, proveedores de servicios y soluciones, y profesionales que trabajan para mejorar la resiliencia en las ciudades y territorios.
"Los fenómenos meteorológicos extremos casi se han duplicado en los últimos veinte años en comparación con los anteriores. Las pérdidas económicas derivadas de los daños a las infraestructuras en una sola tormenta o terremoto pueden acabar con todo el PIB anual de un país de bajos ingresos."
El objetivo de la MCR2030 es garantizar que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles para 2030, el ODS11 y muchos otros, así como otras agendas mundiales, como el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (RDD), el Acuerdo de París y la Nueva Agenda Urbana.
La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto las persistentes desigualdades y la fragilidad de nuestro sistema para cuidar de las personas y del planeta. Al frente de la respuesta a las crisis, los gobiernos locales y regionales pueden impulsar la recuperación hacia un futuro inclusivo, sostenible y resiliente.
"Un enfoque integrado de la salud y la reducción del riesgo de catástrofes es ahora un imperativo de toda la sociedad, tanto a nivel de los gobiernos locales como a nivel nacional".
Las ciudades y regiones que se unan a la MCR2030 estarán conectadas a una comunidad global que apoya la mejora de la planificación y de todos los esfuerzos en materia de RRD, adaptación al clima y resiliencia.
CGLU promueve la transformación ecológica de las ciudades y territorios, por una nueva relación con la naturaleza, colaborando con las comunidades para un nuevo pacto social. Este camino adelante requiere una vía de descarbonización, que contribuya a limitar el calentamiento global al objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París, así como a mejorar los medios de vida y la resiliencia.
CGLU continuará trabajando con UNDRR, y muchos otros socios, para promover oportunidades de aprendizaje, como por ejemplo a través de los Módulos de Aprendizaje de CGLU sobre Resiliencia; abogando por el fortalecimiento de la prestación de servicios locales; llamando la atención sobre el impacto desproporcionado del cambio climático y los desastres en los grupos vulnerables; y apoyando al colectivo de gobiernos locales y regionales a que se comprometan con la resiliencia y lleven a cabo acciones transformadoras desde lo local.
Más información sobre la iniciativa MCR2030 y cómo unirse a ella en este enlace.
Blog conjunto
1. La campaña Making Cities Resilient 2030 se lanzó recientemente a nivel mundial y ahora sigue con los lanzamientos regionales. MCR2030 se basa en la campaña anterior para la última década. Por favor, explíquenos algunas de las inspiraciones y objetivos de esta nueva etapa con la iniciativa MCR2030.
Los primeros diez años de la campaña "Ciudades resilientes" llegaron en un momento oportuno.
Por primera vez en la historia de la humanidad, había más personas viviendo en ciudades y pueblos que en el campo y se comprendía mejor que la rápida urbanización es un factor importante en el aumento y respuesta del riesgo de desastres en muchas partes del mundo donde el riesgo se desconsidera en favor del desarrollo económico o de las demandas de migración del campo a la ciudad.
Esta constatación influyó mucho en los objetivos y prioridades de acción establecidos en el plan mundial para reducir las pérdidas por desastres, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.
El Marco de Sendai reconoce específicamente la importancia de reforzar la gobernanza del riesgo de desastres para gestionarlo en los entornos urbanos, donde el riesgo de catástrofes puede ser complejo, sistémico y estar muy arraigado. Para que las ciudades sean resilientes se requiere un alto nivel de cumplimiento de las leyes y reglamentos, incluidos los que abordan el uso del suelo y la planificación urbana, los códigos de construcción, la gestión del medio ambiente, de los recursos, así como las normas de salud y de seguridad.
La importancia de la gobernanza de los riesgos urbanos se ve subrayada por el hecho de que las mayores pérdidas de vidas y las más altas pérdidas económicas se producen como consecuencia de los múltiples peligros que golpean las ciudades simultáneamente, como los terremotos, los fenómenos meteorológicos extremos y, ahora, la pandemia mundial de COVID-19, y su impacto en los grandes centros poblacionales.
Es importante destacar que la Meta E del Marco de Sendai, que consiste en establecer los cimientos de una buena gobernanza del riesgo, no se limita a poner en marcha estrategias nacionales para la reducción del riesgo de desastres, sino que también busca un aumento sustancial del número de estrategias locales para la reducción del riesgo de desastres. Hasta la fecha, 101 Estados miembros de la ONU han puesto en marcha estrategias nacionales alineadas en cierta medida con el Marco de Sendai.
Desafortunadamente el progreso es lento en lo que respecta a las estrategias locales y, para acelerar el impulso local, necesitamos las bases establecidas en la primera fase de la Campaña, que contó con más de 4.300 ciudades y pueblos de todo el mundo.
La MCR2030 se basa en las lecciones aprendidas en la primera década de la Campaña, centrándose en áreas clave como:
· En primer lugar, el asesoramiento para mejorar la planificación de la RRD y la resiliencia, la financiación del clima, la financiación municipal y la adaptación al clima;
· En segundo lugar, mejorar la coordinación entre los gobiernos nacionales y locales, y un mayor compromiso y colaboración con las asociaciones nacionales de gobiernos locales;
· En tercer lugar, forjar redes de apoyo consistentes a nivel local para una aplicación más eficiente.
La MCR2030 busca colaborar también con nuevos socios, como las instituciones globales de financiación, las agencias de calificación de riesgos, las Cámaras de Comercio, los evaluadores de bonos municipales, los gestores de fondos y acciones, valuadores inmobiliarios y otros que puedan ayudar a vincular las aspiraciones de las ciudades en materia de resiliencia ante las catástrofes con las inversiones y la resiliencia económica.
La MCR2030 pretende promover el aprendizaje entre pares creando un proceso de impulso a los intercambios y de tutoría entre gobiernos locales en diferentes fases de desarrollo y de creación de la resiliencia.
En esta etapa esperamos que cada vez más ciudades se unan a la MCR2030, para que puedan aprovechar los servicios que ofrece esta iniciativa única. Paralelamente, nos esforzamos por aumentar el número de proveedores de servicios que ofrecen soluciones para las ciudades. Esperamos que CGLU pueda instar a sus miembros a que se unan, a que se comprometan claramente a mejorar la resiliencia y a que aprovechen los servicios y soluciones disponibles para contribuir a una mejor recuperación tras la catástrofe.
2. La pandemia del COVID-19 nos recuerda la urgencia de aumentar la resiliencia, especialmente en las ciudades. Una amplia comprensión acerca de la resiliencia, incluso para las personas, y que se centre en la salud mental y en la importancia de la prestación de servicios locales para proteger mejor a nuestra población. ¿Qué haría falta para garantizar que la resiliencia urbana se refleje adecuadamente en los planes de recuperación?
El COVID-19 se está cobrando un terrible precio en vidas y medios de subsistencia perdidos y se estima que las ciudades de todo el mundo han concentrado el 95% de los contagios.
La constatación del nivel de exposición de las ciudades a las amenazas simultáneas de una pandemia, de una emergencia sanitaria o de los fenómenos meteorológicos extremos alimentados por la emergencia climática, añade toda una nueva capa de responsabilidad a la gobernanza del riesgo de desastres en los entornos urbanos.
La pandemia ha puesto de manifiesto los importantes vínculos existentes entre la salud y la reducción del riesgo de desastre, así como la necesidad de invertir en la seguridad y la eficacia de las instalaciones sanitarias de primera línea en los entornos urbanos, incluidas las que prestan apoyo psicosocial a las personas afectadas por el desastre.
La salud y las infraestructuras sanitarias públicas son un área clave para el desarrollo de la resiliencia urbana en la fase de recuperación. No es cuestión de si llega la próxima pandemia, sino de cuándo llega y el sistema sanitario y los sistemas de salud son fundamentales para evitar la ruptura social y las pérdidas económicas a la escala que el mundo está vivenciando actualmente.
Un enfoque integrado de la salud y de la reducción del riesgo de desastre es ahora un imperativo de toda la sociedad, tanto a nivel de los gobiernos locales como a nivel nacional. Sistemas de salud resilientes requieren una inversión a largo plazo en elementos clave, como en el número adecuado de trabajadores sanitarios formados; sistemas de información y vigilancia sanitaria robustos; una infraestructura adecuada que incluya la cadena de suministro, las reservas de materiales y los laboratorios; una financiación suficiente y un sistema de gestión financiera transparente, y un sistema de gobernanza sanitaria que garantice la calidad y la corresponsabilidad.
Los gobiernos locales, y especialmente las asociaciones nacionales de municipios, pueden hacer oír su voz para asegurar que la distribución de fondos de recuperación incluya propuestas para mejorar la resiliencia urbana. Las lecciones de la crisis no deben olvidarse, y en la recuperación, las ciudades deben adherirse a una nueva y audaz visión para el futuro.
3. MCR2030 reúne a socios de diferentes sectores, como también a ciudades, gobiernos nacionales y redes de gobiernos locales y regionales, como CGLU, ICLEI y C40. ¿Qué deberían esperar encontrar nuestras ciudades y regiones en el MCR2030? ¿Qué mensajes le gustaría transmitir a las personas que nos leen?
Las ciudades que se unan a la MCR2030 pueden esperar encontrar una iniciativa global de múltiples socios que pretende reunir a un gran número de proveedores de servicios y soluciones para apoyar a las ciudades, proporcionando apoyo técnico en diversas áreas, incluyendo escenarios climáticos para las ciudades, bonos verdes, actualización de los códigos de construcción para las nuevas realidades, integración del sector de la salud en las evaluaciones de riesgo, y mucho más.
Una vez que las ciudades se unen a la MCR2030, pueden tener acceso a los servicios ofrecidos por muchos proveedores a través de nuestra plataforma en línea. Las ciudades que inician su camino hacia la resiliencia pueden acceder a las herramientas y servicios pertinentes. Las que se encuentran en fases más avanzadas de planificación y desarrollo de la resiliencia, tienen la oportunidad apoyar a otras ciudades convirtiéndose en un centro, un polo de resiliencia.
Aprovechamos esta oportunidad para reiterar a los miembros de CGLU que, con más del 55% de nuestra población viviendo en zonas urbanas, las ciudades están en primera línea tanto del impacto climático como de la acción climática. Una ciudad resiliente es una ciudad resistente al riesgo y, aprovechando el potencial de la urbanización sostenible, podemos convertir el riesgo urbano en oportunidad.